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miércoles, 11 de noviembre de 2009

EL BAILE



Llevaba tres años muy sola, apenas salía y estaba al borde de la depresión. El trabajo la deprimía y cada día le representaba una montaña. Desde que la dejó Luis, su vida se paró en seco, dependía tanto de él que estuvo un mes comiendo lo imprescindible para no morir de hambre. No había amigas que la consolaran, ella se encargó de apartarse y dejarse absorber por su novio. Era el hombre con el que se casaría, nunca imaginó que en realidad Luis hiciera el doble juego tan bien y sobre todo que ella fuera tan boba de no enterarse de nada. No tenía aficiones fuera de su novio.
El día que su madre la puso en guardia, se negaba a creerla, porque la verdad es que a ella jamás le gustó; sin embargo, la curiosidad le pudo, se acercó a aquella casa y allí la venda se le calló. Jugó con ella todo el tiempo y quería continuar jugando. Quedó en estado de shock y le daba un miedo horroroso salir y enfrentarse a la realidad.
Pero aquel día iba a cambiar eso, se duchó con mucho mimo y se sentó con tranquilidad frente al espejo. Primero con una sombra de ojos azul claro; poco a poco, con un movimiento suave aquel pincel, como si de un pintor se tratara, fue impregnando su párpado hasta que estuvo totalmente cubierto. Después, el lápiz perfiló perfectamente los labios y con una pequeña esponja y unos ligeros toques en la mejilla acabó aquella liturgia. No tenía muchas ganas, aunque decidió hacerle caso a su madre, iría a aquella academia de baile, se divertiría, el mundo no se acababa.
Entró en la sala, al menos seis parejas bailaban frenéticamente rock and roll, llegaba un poco tarde y la clase ya había comenzado. Se quedó un rato observando los movimientos de baile, hasta que la profesora advirtió su presencia. Con un gesto cariñoso y agarrándola por el hombro la presentó a sus compañeros, enseguida la introdujo en el baile que practicaban y poco a poco quedó imbuida del frenesí de sus compañeros. Una nueva etapa se abría ante sus ojos y, seguro que la aprovecharía.

viernes, 6 de noviembre de 2009

SÁBADOS LITERARIOS DE MERCEDES



Bueno ya se que ultimamente no tenemos muy buena fama, debido a lo mal que lo ha hecho nuestro alcalde y sus compañeros de fechorías, al menos eso es lo que parece. Pero también tenemos cosas buenas y personas magnificas que trabajan para hacer una ciudad mejor. Supongo que es por eso que me siento a gusto, y no la cambiaría por nada del mundo.

EL LUGAR DESDE DONDE ESCRIBO

Mi ciudad, aunque es una de las mal llamadas dormitorio, posee algún lugar que otro con encanto; entre ellos el parque fluvial del río Besós. Allí la gente sale como hormigas, sobre todo los veranos: pasea, juega al football y sobre todo va en bicicleta. Cuando caminas sientes el aire rozándote la cara; sin embargo el olor a veces no resulta muy agradable, a pesar de la depuradora que limpia las aguas del río. Es un paraje ideal para reflexionar.
Otro rincón con su “aquel” es el que rodea a la iglesia más antigua de la ciudad, la de Santa Coloma, con sus casitas antiguas con aquellos relieves curvados propios de los años cincuenta. Algunas de ellas cuentan incluso cien años, por lo que te sientes transportada a otro tiempo, y supongo que debe ser por eso que muchas veces me sirve de fuente de inspiración. Y no sé cómo, cuando voy andando por esas calles me siento tan relajada que aparece la historia, como si una bombilla se iluminara. Sí, ya sé que parece inverosímil, pero es verdad. Después llego a casa, cojo mi portátil, me siento en mi sofá, cierro los ojos y, con la luz entrando por el balcón iluminándome la cara, siento un candor tan agradable, que es el momento ideal para escribir y bucear en mi interior para arrancar todo lo que ha quedado en el subconsciente. No siempre sale a flote, pero cuando lo hace me siento la persona más feliz del mundo.