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viernes, 2 de octubre de 2009

SÁBADOS LITERARIOS DE MERCEDES


HISTORIA DE MIS MUEBLES

EL CAMAROTE

Fue la primera amiga a la que le compraron un dormitorio de mayor, y nos lo enseñó muy ilusionada. Cuando entré allí, no me lo podía creer: una preciosidad. Aquellos muebles eran diferentes a los que estaba acostumbrada; parecía que nos encontrábamos en el camarote de un barco, pero de lujo. El armario disponía de unas puertas en forma de persiana, cuyo tono marrón oscuro le daba un aire muy señorial. Al lado de la cama, un escritorio hacía pensar que de pronto aparecería tras él el capitán del buque. Mi amiga se sentía orgullosa de esos muebles porque dibujaban perfectamente su personalidad: metódica, delicada y un poco romántica. Parte de su vida pasó con aquel mobiliario como testigo mudo de momentos llenos de esperanza, de otros cargados de tristeza, por él no se notaba el paso del tiempo. En los últimos años añadió a ese cuarto un piano de color caoba, y la estancia adquirió un tono nostálgico muy peculiar. Cuando hace poco cambió de piso, sólo se pudo llevar parte de esa habitación. Y yo lo sentí, claro que lo sentí; y si alguien me pregunta: ¿por qué? Porque ese mueble había formado parte, si no de mi vida, sí de algún capítulo de lo que representó mi juventud.




23 comentarios:

Natàlia Tàrraco dijo...

Carmen, los pisos cada vez son más pequeños, acordes con los bolsillos. Ocurre, que entonces debemos escoger; qué nos llevamos y qué dejamos.
Cierto, pedazos de nosotros dejamos y a lo mejor, después nos arrepentimos "¿por qué dejé el escritorio y me llevé la mesa de mármol? El escritorio era yo misma, año tras año, y ahí quedó. No quiero imaginar qué fue de él" ¿A dónde fue a parar mi juventud?
Muy bien amueblado este rincón de tu memoria.
Bsito y !salve! natalí

RitaPiedrafita dijo...

Que sencillez!
Un relato bonito, de recuerdos.
Ay! esos cuartos de juventud en el que pasabamos tantas horas!
sobre todo en el de las amigas :)

mar... dijo...

Cuantos recuerdos nos traen los dormitorios juveniles, en ellos pasamos la mayor parte del tiempo en esa época y nos servián para dormir, estudiar, estar con los amigos, soñar despiertos y mil cosas más.
Realmente forman parte de nuestras vidas para siempre aunque ya no esten con nosotros
Un beso de Mar

casss dijo...

Siento que el piano, fue un detalle encantador además nostálgico. Cuando me mude de casa, lo primero que quise fue saber si mi piano, cabía.... la señora de la inmobiliaria, no lo podía creer. Yo hubiese elegido ese como mueble para el nuevo piso...

Muy tierno tu relato, con esos recuerdos de juventud.

cariños.

Ardilla Roja dijo...

Hola Carmen:

Es curioso el cariño que se le puede tomar a un mueble.
Mi madre conserva la silla donde nos daba el pecho a mis hermanos y a mi. Es de anea, corriente como muchas otras, pero a esa le cortaron las patas para que ella estuviera cómoda.
Aunque ya estábamos destetados, cuando nos trasladamos de Murcia a Cataluña la silla nos acompañó. Ha hecho casi tantos kilómetros como ella jajaja

Un abrazo :)

XoseAntón dijo...

Así es, amueblamos nuestra vida como si fuera nuestra casa; y los muebles son como los amores, algunos se quedan para siempre con nosotros.

Bikiños

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Gracias Natalia Ritiwoman,Mar Cas, Ardilla y Xose. La verdad es que algunos muebles parece que tuvieran vida. Aquí en el relato aunque no fuese mío lo siento como tal.
Un beso

Lupe dijo...

Hola Carmen.

Parece mentira lo que los muebles de nuestra infancia-juventud, pueden llegar a contarnos con el paso del tiempo.

Tu relato me ha gustado mucho.

Un abrazo.

Maat

Alfredo dijo...

Hola Carmen, recuerdo esos muebles de línea "Barco" acabados en caoba con persianillas ciegas y cantoneras doradas en los ángulos de las puertas y cajones, efectivamente entre ellos uno se sentia en un mundo muy particular y el "no va más" cuando llegó el piano acabado a juego, luego las circunstancias mandan, uno se hace más mayor todavía y los pisos más pequeños y algo se pierde en el camino.

Entrañable relato, abrazos

balamgo dijo...

Muchas veces como nos marca un detalle, para el resto de nuestras vidas. Y la gran pena, es que en nuestra forma de vida actual, nos tenemos que desprender de cosas que han sido muy importantes y, lo hacemos por problemas de espacio.
Bonito relato.
Un abrazo.

Fernando dijo...

Los muebles estilo "barco", como los nombra Alfredo, tienen para mí mucha historia. Recuerdan el camarote de un barco, en efecto, pues como sabéis así se decoran esas estancias. Y Carmen nos ha descrito con gusto los detalles del "camarote" de su amiga, que era como si fuese el suyo propio, de ahí la pena al final.

Teresa Cameselle dijo...

A veces nos deshacemos de cosas, por necesidad o por cambiar, y luego nos arrepentimos. Claro que sí, los muebles son parte de nuestra vida, y tú has sabido contarlo muy bien.
Un beso, Carmen.

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Gracias Maat,Alfredo, Balamgo, Fernando y Teresa. La verdad es que sentí de verdad la pérdida de parte de ese mueble, era precioso.
Un beso a todos y todas.

Celia Álvarez Fresno dijo...

Hola Carmen.
Ayer he leído tu relato y creí que ya te había comentado.
Es bonito todo lo que nos recuerda esa nostálgica juventud. Además, los propios años, hacen que hagamos una criba, y nos quedemos con los buenos momentos... y los buenos muebles.
Muy buen relato.
Un abrazo.

Mar Cano Montil dijo...

Hola, Carmen:

Una historia muy bonita, anegada de nostalgia y de un sentir pretérito muy bien transmitido.

Me ha gustado mucho leerte, un placer, Carmen.

Volveré a visitar este rinconcito tan bien amueblado ;=)), un fuerte beso.

chonoman dijo...

Es difícil escoger y cuando lo haces te arrepientes o piensas que te equivocaste.
A veces nos agarramos al pasado y nos cuesta formar un presente lleno de cosas nuevas.
Bonito relato.
Un besote

Anónimo dijo...

Carmen, esto està tan bien desarrollado, que me ha costado imaginarme que algo màs pueda ser dicho.

Quizà, ya al final, una evidencia. Ella, se lleva, si no todo, sì que parte, de lo ha sido intimidad al descubierto.
Precioso que haya sido parecido un dormitorio a un camarote


Tèsalo

Anónimo dijo...

TU RELAT0, CARMEN ANDUJAR ME HA SUJERID0 EL DESASTRE DE HABITAC0N QUE TENG0...Y ES QUE ASI S0Y Y0...L0S MUEBLES, C0M0 NUESRAS PALABRAS, C0M0 NUESTRAS MANERAS DE VESTIR, ETEC, A MI M0D0 DE VER N0 S0N MAS QUE UNA PR0L0NGACI0N DE NUESTR0S Y0ES...
BES0S

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Gracias Celia, Mar, Paola, Tesalo y Gustavo por vuestros comentarios. Es verdad que nuestros muebles son una prolongación de nosotros mismos, aunque nosotros a veces lo olvidemos.
Un abrazo a todos y todas.

Felisa Moreno dijo...

Es curioso como los muebles nos hacen regresar al pasado, a los momentos vividos, me ha gustado mucho tu texto.

Un abrazo

Mimí- Ana Rico dijo...

Me ha hecho pensar en esos muebles que están surgiendo de cartón, para una sociedad en donde el espacio cada vez resulta más caro y ... me temo que no perdurará nada, nada en absoluto.

... me has hecho pensar.

Un abrazo, Carmen.

Dorotea dijo...

Me has hecho recordar la fascinación que de chica sentía por las exposiciones de grandes casas de muebles. La sección 'dormitorio juvenil' siempre ofrecía como colmo de elegancia un cuarto decorado como el que describes. Y los que venían conmigo tenían que rescatarme del rincón ese, donde la pared estaba adornada con un cuadro de nudos marineros y la ropa de cama lucía matices de azul y de blanco...
Un abrazo.

Susana dijo...

Hola Carmen,

Perdona el retraso, pero me ha sido imposible venir antes a leerte.

Los muebles terminan formando parte de nuestra vida, como reflejas en tu relato. Hay quien se niega a desprenderse de ellos, aunque se mude a un lugar más pequeño, porque los muebles son habitantes mudos que llenan de vida una casa.

Un abrazo.